4 de setembre del 2003

C a r t a
g e n e r a c i ó n


Esto me ha llegado por e-mail. Los dos últimos párrafos son míos.


CARTA GENERACION

El objeto de esta misiva es la de reivindicar a una generación, la mía, la
de todos aquellos que nacimos entre 1965 y 1975 (año arriba, año abajo), la de los que estamos currando de algo que nuestros padres ni podían soñar, la que vemos que el piso que compraron nuestros padres ahora vale 20 o 30 veces más, la de los que estaremos pagando nuestra vivienda 50 años.

Nosotros no estuvimos en la Guerra Civil, ni en mayo del 68, ni corrimos
delante de los grises, no votamos la Constitución y nuestra memoria
histórica comienza con el Mundial de España 82 y el Naranjito. Aunque
nacimos en una dictadura, siempre hemos tenido una conciencia democrática y la serie Cuéntame nos parece que es una mierda y que hace apología del franquismo. Por no vivir activamente la Transición se nos dice que no tenemos ideales, y sabemos de política más que nuestros padres y de lo que nunca sabrán nuestros hermanos pequeños y descendientes.

Somos la última generación que hemos aprendido a jugar en la calle a las chapas, la peonza, las canicas, la comba, la goma o el rescate y, a la vez, somos la primera que hemos jugado a videojuegos, hemos ido a parques de atracciones o visto dibujos animados en color. Los Reyes Magos no siempre nos traían lo que pedíamos, pero oíamos (y seguimos oyendo) que lo hemos tenido todo, a pesar de que los que vinieron después de nosotros sí lo tienen realmente y nadie se lo dice.

Se nos ha etiquetado de generación X, y tuvimos que tragarnos bodrios como Historias del Kronen o Reality Bites, y creer que éramos nosotros reflejados (si te gustaron en su momento, vuélvelas a ver, verás que chasco).

Lloramos con la muerte de Chanquete, con la puta madre de Marco que no aparecía y con las putadas de la Señorita Rottenmayer; nuestra primera canción del verano fue "Los Pajaritos" (1981) y nuestra primera tele fue en blanco y negro.

Somos una generación que hemos visto a Maradona hacer campaña contra la droga, que nos reímos de un anuncio que decía que si el Madrid era otra vez campeón de Europa, que durante un tiempo tuvimos al baloncesto como el primero de los deportes.

Hemos vestido vaqueros de campana, de pitillo, de pata de elefante y con la costura torcida; nuestro primer chándal era azul marino con franjas blancas en la manga y nuestras primeras zapatillas de marca las tuvimos pasados los 10 años.

Entramos al colegio cuando aún existía Castilla la Vieja, cuando el 1 de
noviembre era el día de Todos los Santos y no Halloween, cuando todavía se podía repetir curso y el profesor te podía soltar una ostia; fuimos a la universidad con unas notas de corte del copón y con una masificación acojonante, pidiendo prórrogas en la mili y objetando. Somos los primeros en incorporarnos a trabajar a través de una ETT (gracias PSOE) y a los que no les cuesta un duro echarnos del curro (gracias PP).

Siempre nos recuerdan acontecimientos de antes que naciéramos, como si no hubiéramos vivido nada histórico. Nosotros hemos aprendido lo que era el terrorismo contando chistes de Irene Villa, vimos caer el muro de Berlín y a Boris Yeltsin borracho tocarle el culo a una secretaria; los de nuestra generación fueron a la guerra (Bosnia, etc.) cosa que nuestros padres no hicieron; gritamos OTAN no bases fuera, sin saber muy bien qué significaba y nos enteramos de golpe un 11 de septiembre.

Aprendimos a programar el vídeo antes que nadie, jugamos con el Spectrum, odiamos a Bill Gates, vimos a Perico Delgado anunciar los primeros móviles y creímos que Internet sería un mundo libre.

Conocimos los disquettes de 5 ¼ y las pantallas negras con letras en fosforito verde o naranja, de hecho fuimos los primeros en utilizarlos en el curro (cuando por fin lo pudimos conseguir, muchas veces en oficinas, a diferencia de las generaciones industriales anteriores), bajo la mirada entre temerosa, admirada y escéptica de compañer@s más veteranos.

Aunque podamos llegar a odiar "Cuéntame", como decíamos, vemos retratada nuestra primera casa en ese sofá de eskai , ese cuadro con escenas de caza en el comedor, ese armario de fórmica en la cocina, esa vajilla de duralex y esos pantalones cortos durante todo el año (para no romperlos por las rodillas, aunque después ?avances de la técnica- llegamos a utilizar pantalones largos con rodilleras).

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